Entre desmanes y desvanes el número uno

Artículo de opinión de Juan Francisco Nortes Martínez, filósofo

Los totaneros seguimos atónitos el devenir de los acontecimientos de nuestra ciudad. Gracias a nuestro maravilloso-permítanme la ironía- equipo de gobierno y sus desmanes[1]. Sus decisiones, cuando las hay, no pueden ser más nefastas para la economía, educación y todo lo referente a los ámbitos sociales, por tanto, para la vida de los ciudadanos. No es de extrañar dado el origen de las ideas del partido político que nos gobierna. Por todos es sabido que el comunismo se caracteriza por pensar que los panes caen del cielo y no del esfuerzo y trabajo de los ciudadanos. Este es el motivo, sin duda, que alumbra los menesteres de nuestro equipo de gobierno. Una vez más, la única solución que se plantea a esta ciudad es la de confinarse a observar desde el cristal del desván. Quizá debieron advertirnos cuales iban a ser sus decisiones, pues a pesar de que las labores de construcción han sido desterradas en este municipio- ¡No se mueve un solo ladrillo! - hubiésemos ampliado, con todas las dificultades que ello conlleva, los desvanes. En este punto, he de dejar meridianamente claro que no me mueven motivos personales con ninguno de los componentes del equipo de gobierno, a pesar de que no me queda más remedio que calificar con todo el merecimiento debido, a uno y cada uno de los componentes, como sujetos absolutamente inhábiles para la política. Mi única motivación es la de exigir responsabilidades a aquellos que, de manera legítima, la ostentan. Decía I. Berlin citando a Kant: “El paternalismo es el mayor despotismo imaginable”[2] ¿Les suena verdad? Los totaneros no queremos gobiernos paternalistas sino eficientes; no queremos dirigentes de piedra sino vivientes; no queremos proclamas ni dictámenes de padres, que no siendo por derechos sanguíneos, tampoco lo son por sus actuaciones; no queremos mandatarios asustadizos sino valientes; no queremos meros gestores que trasladen los recursos de unas manos a otras sino gobernantes creativos[3]. Confundir la Prudencia con la indolencia es uno de los peores errores que pueden cometer los gobernantes, pues si la primera provoca análisis exhaustivos, altura de miras y reflexiones previas, siempre que la ejerzan individuos competentes, la segunda es tan despiadada y abominable que solo es comparable al ejercicio de la violencia-No hay mayor violencia que abocar a su pueblo al hambre mi querido alcalde-. Tengan ustedes meridianamente claro que sermón en la montaña solo hubo uno en la historia, aunque ustedes, en su burdo intento de calmar o castigar los ánimos, llevan innumerables.

 Ustedes, apóstatas de la libertad, gustáis tanto del uno que habéis cometido el craso error de confundir el sustantivo con el determinante y, lo que es peor, habéis eliminado el complemento del nombre-Totana primera de segunda-. No obstante, quizá en vuestra insular altura política- perdidos en la isla- pensasteis que esta ciudad se merecía ser la primera, aunque sea de las peores. Jactarse de que Totana esté a la cabeza no hace si no enervar a los ciudadanos. Los totaneros estamos hartos y abrumados de discursos panfletarios, cansados de innumerables ruedas de prensa convertidas en absolutos dislates. Quizá, en vuestra miope altura de miras, no os percatasteis que solo los necios se vanaglorian de ser los últimos bajo preceptos y anhelos de ser los primeros. Ganar Totana, curioso nombre para quien tiene la responsabilidad y el indudable talento de hacerlo perder todo, ha convertido a los negocios del municipio en los tristes e indeseados protagonistas de “crónica de muerte anunciada”. Einstein afirmaba en referencia a la Innovación: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Las mismas recetas suelen traer los mismos efectos - ¡No se dan cuenta! -. Sus decisiones parecen una especie de noria malévola que, una y otra vez, nos devuelve al punto de partida. Tienen ustedes a su ciudad en la buhardilla, maniatada y desearían que amordazada o lo que es peor, desearían que saliesen al balcón a darles el aplauso debido. Si tengo que aplaudir les advertiré que, esta vez, pondré guantes en mis manos, mis aplausos serán sordos- ¡tanto o más que sus talentos! -.

 Dicen que una imagen vale más que mil palabras por eso, mi querido alcalde, tiene su sitio de honor junto a las fotografías de otros grandes gobernantes de la historia de la humanidad[4]- permítanme la cruel ironía-. Vayan preparando las cartulinas verdes, pues mucho me temo que si siguen en el gobierno pronto llevarán a cabo el reparto de esas cartillas que tanto le gusta a los de su ideología y a otras de su misma especie[5]. El racionamiento será el sino de su gobierno pues han abocado a la muerte a otro tipo de sustentos. Pronto, ante la falta de medidas para la educación, veremos a nuestros jóvenes sustituir el libro de Matemáticas, Historia o Filosofía por “el libro rojo de Ganar Totana” en su intento de emular a aquellos de los que viven sus ideas.

Desde que tengo la capacidad de analizar, entendí que los seres humanos mueren, pero sus obras permanecen. Ustedes pasarán el tribunal de la historia y algún valiente escritor, periodista, literato o, incluso, cualquiera de sus ciudadanos, tendrá el rigor de dictarles sentencia. Sus desatinadas y nefastas decisiones han condenado a esta ciudad a la memoria. Pocas o ningunas anotaciones serán registradas en el activo (debe) e innumerables y dañinas en el pasivo (haber) de su gestión. Ahora sus correligionarios sacarán sus cañones para atacar a quien valora sus horribles actuaciones. Así círculos innombrables por horrendos[6], fruto del desconocimiento de la historia o de un analfabetismo sin parangón, dispararán sin cuartel hacia quien os habla por el simple hecho de ser valedor de la responsabilidad que tengo como ciudadano- criticar positiva o negativamente, según merezca, a quien ostenta el poder-. También saldrán a relucir insultos y menosprecios de lectores de servilletas de publicidad de bar, incluso, filósofos haciendo gala de su cobardía intelectual, ocultando la autoría de sus comentarios bajo capas de pimiento molido-a pesar de que todo el mundo, menos el que os habla sabían de su autoría-. A todos ellos les vuelvo a recordar que hablo desde la razón y la convicción. Mi único motivo es luchar a favor de uno y cada uno de los ciudadanos que siguen sufriendo un nefasto gobierno y sus respectivos comentarios.

Juan Francisco Nortes Martínez, filósofo.

[1] Sus números terminarán dejando por buenos aquellos que han arruinado a esta ciudad. Simplemente recuerden una cosa, a pesar de que nos robaban, existía una gran diferencia -¡Había!

[2] Conferencia “Dos conceptos de libertad” año 1958 en Oxford.

[3] Solo desde una razón alienada y simplista se puede entender que los nuevos problemas tienen solución con las viejas recetas.

[4] La fotografía de nuestro alcalde junto a la de Fidel Castro o Hugo Chávez está en el lugar correspondiente a tenor de las decisiones tomadas.

[5] Comunismos y Fascismos han hecho gala de las cartillas de racionamiento.

[6] Proclamarse como Círculos Soviético con el legado que Lenin y Stalin han dejado a la humanidad es de un despropósito tal que debería ser castigado. 100 millones de muertes avalan mis palabras.

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