El otro día leí un artículo acerca de por qué había acudido tan poca gente a una conferencia donde se hablaba de los últimos avances del equipo que excava y estudia la Bastida. En ese artículo se cargaba la responsabilidad del escaso éxito a que desde el Ayuntamiento no se había dado al acto la importancia debida. Era una valoración política.

Yo asistí y también miraba a mi alrededor sorprendida de tan poco público. Pero mi análisis del porqué de tan poca gente es desde otro punto de vista.

Ésta era la cuarta de una serie de conferencias que se han celebrado mensualmente a partir de Marzo organizadas por la Biblioteca Municipal. Todas han tenido que ver con nuestro patrimonio histórico y cultural: Orden de Santiago, mujeres totaneras represaliadas tras la guerra civil, viabilidad del sanatorio de sierra Espuña, y la Bastida. Todas han sido interesantes, unas han estado más concurridas que otras pero siempre me ha parecido que acudía poca gente.

Un evento cultural se puede analizar desde distintos puntos de vista: La conferencia en sí misma destacando el interés del tema y la calidad del ponente; lo adecuado del lugar, la fecha y la hora; que la publicidad del acto sea la adecuada para que llegue a todos quienes puedan estar interesados; que los medios de comunicación locales acudan y la transmitan a los que no hayan podido acudir y quede memoria de ella. Todos esos puntos, a mi parecer, han sido correctos. Quien no ha estado a la altura ha sido el público.

Nos quejamos a menudo, yo también, de que en Totana hay poca cultura, de que Totana es garrula, de que nos estamos convirtiendo en una población zombi, cada vez más aburrida, ajena a lo social, malhumorada, quejosa, etc. Pero sí que hay actos culturales y gente comprometida que se empeña en organizarlos para luego encontrarse con que acuden poquísimos.

Somos nosotros, los totaneros, los que no acudimos por puro desinterés, porque no nos apetece levantarnos del sofá, los que nos excusamos diciendo que no nos enteramos. Somos nosotros.

Intentando encontrar las causas pregunté por wasap a algunos de mis contactos por qué no vamos a los actos culturales. Sorprendentemente la respuesta fue inmediata y numerosa. Encima es que a la mayoría nos importa. Pregunté a jóvenes, a profesores, a conocidos de mi edad. Sus respuestas han sido sumamente interesantes. Os las cuento en un próximo artículo con más detenimiento para que éste no se alargue de más.

Dolores Lario