"El taxista de Bagdad"

La capacidad de sufrimiento y martirio del Pueblo Irakí no tiene límites. Desde que el Trío de las Azores con el payaso de Aznar entre ellos, decidieron invadir este país con motivos inventados y zafios, las muertes se cuentan por centenares ante cualquier atentado. No importa quien sean. Niños, ancianos... seres humanos cuyo único "pecado" es ser irakí y estar cerca del camión o coche bomba.

Conocí antes de la guerra este país y Bagdad, como la palma de la mano, gracias a un amigo taxista que me llevó por todos los lugares, Zocos, Mezquitas y madrazas. "¡¡Es muy dura la vida en Bagdad...!", me decía siempre contando sus dificultades pasa sacar adelante la familia. Cuatro hijos, uno de ellos discapacitado.

Nunca he visto gente tan buena y pacífica como aquella. Vivían en una dictadura, es cierto. Pero el "remedio" aplicado a base de muerte y pólvora, no parece sea mejor sino al contrario. He visto convivir a sunni y chií con cristianos y otras religiones en paz. Su hospitalidad y el cariño a los españoles como parte de su historia común.

Recuerdo al taxista decirme que fuese a Bagdad, entrando por Turquía en tren y que siempre me esperaría para alojarme en su casa y visitar lo que nos quedaba por ver de este interesante y milenario país. Recuerdo la ultima vez que estuve en la capital iraki que se desangra desde entonces con el terror y la muerte.

Faltaban escasos días para que las bombas iniciasen el desastre que hoy es la ciudad bañada por el Tigris. Gestionaba mi pasaporte en el caótico Aeropuerto Internacional de Bagdad, camino de Amann y escuche mi nombre entre la multitud que se agolpaba tras la barrera de seguridad. Ahí estaba el taxista, con lágrimas en los ojos, despidiéndose de mi, quizás con la certeza de que nunca nos volveríamos a ver.

Le había dado todos los dólares que me quedaban antes de despedirnos junto al hotel. Me acerqué a la barrera entre militares y le estreché mi mano que él se llevó (la suya) a la altura del corazón, como señal de amistad y afecto de los musulmanes. Ante cada atentado siempre recuerdo a mi amigo, el taxista de Bagdad.

6 julio 2016

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